jueves, 9 de febrero de 2012

The End is Near...ish.

Dentro de algunas décadas, nuestros nietos nos preguntarán cómo fue el inicio del milenio. Habrá documentales tratando el tema y aquellas cosas que recordemos, les parecerán extrañas y ajenas. Justo como los 60s para nosotros.

Dice Umberto Eco que las dos corrientes que divergen en cuanto
a la cultura de masas son los que se aferran al lado conservador y los que se regodean en la democratización del conocimiento (Apocalípticos e Integrados, Umberto Eco, 1965).

Sin ir a un estudio profundo de estas dos tendencias (¿qué más podría yo agregar?), estamos viviendo una serie de cambios y costumbres tan fuertes como las de los 60s (nuevamente, no
ahondo, hay documentales mucho mas convincentes que cualquier texto que pudiera poner aquí). Una nueva revolución cultural y social.

Sin embargo, igual que nuestros padres en los 60s, pasamos por la vida sin prestarle atención. Ese tipo de cosas sólo se ven hacia atrás, a menos que seas un muy mal escrito Diego Rivera (Frida, Julie Taymor, 2002). No es algo que tengamos presente simplemente porque a nosotros nos parece natural.

Dentro de algunos años, décadas quizá, nuestros nietos nos preguntarán si era cierto que bastaban unos minutos y una conexión a internet para obtener cualquier información que deseáramos. Que si era cierto que nadie gobernaba ni regía realmente el internet, y que si era cierto que hubo casos en los que los mismos usuarios podían financiar la creación de obras como si fueran los mecenas del renacimiento.

Aquí ustedes podrán decir "Esas son noticias atrasadas; ¿no escuchaste que ya tiraron a la basura la SOPA?"

Bueno, les tengo una mala noticia: Nuestra orgía de bits libres y anárquicos no va a durar mucho tiempo. No al menos como la hemos vivido. Y no me estoy poniendo dosmildoceoso. No hablo de la ley Döring ni de ACTA. Hablo de la historia humana.

La historia humana tiene siempre el mismo perfil. Un periodo de expansión ideológica, después un periodo de masificación de dicha ideología, un periodo de decadencia, un periodo de oscurantismo, y repetir ad nauseam. Desde el descubrimiento del fuego, la agricultura, el comercio, hasta la revolución industrial y el transistor. Cada vez los ciclos son mas cortos, también debe decirse. Herramientas que sirven para hacer herramientas siempre han facilitado el camino para las siguientes herramientas. Dijera Sagan, estamos parados sobre los hombros de gigantes (Los Dragones del Edén, Carl Sagan, 1978. Sí, ya se que la frase es mucho más vieja, pero el mejor desarrollo de la metáfora está en este libro).

No estoy diciendo que este ciclo esté por terminar. Puede que aún le quede un par de décadas en los que crecerá agigantadamente. Eso no importa. Eventualmente habremos de caer en el siguiente valle del ciclo. Sin embargo, existe un terrible problema, ahora de orden social: No sé qué tan rápido podamos adaptarnos.

Explico: Mi padre vio un comercial de una pasta dental donde unos dentistas (de esos de piel perfecta sospechosamente parecidos a actores/modelos en laboratorios futuristas) movían un mouse y la imagen en la pantalla transparente de CGI se desplaza
ba. Mi padre me pregunto si yo sabía manejar uno de esos. Originalmente pensaba que se refería a su imaginaria interfase.

En realidad se refería al mouse.

Mi padre es un genio con los motores. y hay pocas cosas que no sepa de fierros. Pero por las circunstancias de su vida, nunca ha tenido que ver con computadoras. Algunas personas, en cambio, no tienen razón para no saber.



!Woa! !Anonimus debe usar al menos 5 hackers por teclado!
(El chiste me lo volé de Cracked porque está muy bueno)


Bueno. Entre él y mi sobrino de tres años y medio que se mueve a su antojo en el iOS, hay una brecha tecnológica gigantesca. Nosotros fuimos la última generación en la q
ue se usaron los mandos mecánicos (¿quién no recuerda con cariño el chasquido de la televisión al cambiar con una perilla mecánica entre los trece canales VHF?). Sómos también la última generación en que las caricaturas comenzaban a las tres de la tarde y por la noche los canales cerraban su programación con un "Son las diez de la noche... ¿sabe usted dónde están sus hijos?"

Mi sobrino técnicamente nació con los drivers para operar interfases abstractas donde un iconito representa una idea y gestos en la interfase disparan una acción, opuesto a ideas concretas o acciones físicas. Mi padre y su generación crecieron moviendo perillas, llaves, palancas; mirando l
uces indicadoras para eventos específicos. Que sigue siendo avanzado contra la interpretación de manómetros y silbatos de la Revolución Industrial o el orden de los nudos en un Quipú.

Para mi sobrino y su generación, el estar conectados con sus amigos en todo momento, el poder acceder a todo tipo de información, el poder obtener una obra en unos cuantos clicks, será algo completamente natural. Para nosotros, aún es motivo de asombro que no se ha perdido del todo con la cotidianidad, porque nos tocó vivir la época en que el "un correo" aún significaba un sobre de papel con pap
el con letras impresas adentro.

Pues bien, Aquellos encargados de hacer leyes, simplemente no están capacitados para opinar al respecto, porque "no han tenido la oportunidad" (no se han dad
o el tiempo, y que no me salgan con que están muy ocupados, bola de holgazanes). El día que supe que a todos nuestros afables diputados les habíamos comprado con nuestros impuestos sus nuevas y flamantes iPad, mi primera pregunta fue si sabrían escribir.

El caso no está limitado a nuestro gobierno. La propu
esta de leyes de este tipo no es cosa de nuestro país. De hecho la ley Döring es una mera situación de "nosotros también" que no fue analizada, sólo promovida por ejecutivos con el mismo potencial analítico. Dadas las circunstancias actuales, la mutación de mercado es algo que no va a parar y si las disqueras y estudios de cine no terminan de adaptarse, tenderán a aferrarse a su poderío pasado a través de leyes anacrónicas (vestido de gala que de vez en vez usa la palabra "obsoleto").

Pero eso fue sólo el primer berrido. Muchos más habrán de venir. En primera, porque la naturaleza humana es temer a lo desconocido, y la gente encargada de gobernar e
s tan primitiva como cualquiera (quizá más). En segunda, porque como apuntaba al inicio, tarde o temprano, como humanidad, esta vez coordinados globalmente, habremos de entrar en una etapa de decadencia y oscurantismo que dificilmente durará otros mil años como la vez más famosa, pero igualmente habrá de ocurrir.

No. No tiene nada que ver con Fundación. Asimov basó su novela en ideas y teorías previas. Si no han leido esa serie, háganse un paro y léanla. Eso es ciencia ficción y no payasadas (Fundación et al, Isaac Asimov, 1952 y subsecuentes).


Disfrutemos pues de esta, nuestra época dorada de la información. No sabemos cuánto más podremos disfrutar de nuestros excesos digitales, pero tarde o temprano habrá de mutar, y será una mutación más del orden de Akira que del orden de X-Men.


Vamos a necesitar algunos RPGs, quizá muchos RPGs.

¿Cuánto durará? No hay modo de saberlo. Lo mismo podría durar unos cuantos días, con la velocidad actual de aceptación masiva (véase el caso de estudio "It's friday", Rebbeca Black, 2011) o quizá será un poco mas longeva, como la última época de decadencia y oscuantismo que asoló a la tierra, mejor conocida como Los Ochentas.



Take my breath awaaaaay...

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