domingo, 22 de agosto de 2010

Historia de una ida y una vuelta y otra ida.

Si, estuve ausente, ya regresé, aunque no completo.

Ésto, más que una disculpa, es una explicación ante la inconstancia de las últimas semanas.

Para aquellos que no lo sepan, trabajo como programador industrial, lo que implica estar pendiente de mis proyectos, programarlos, implementarlos, hacer pruebas y dejar al cliente tranquilo antes de que comience a producir en serie.

Mi trabajo no ha aumentado sensiblemente; prácticamente todo el tiempo que tengo escribiendo el blog se ha mantenido más o menos en el mismo nivel. Sin embargo, en este mes pasado he tenido que dale una buena pensada a muchas cosas. En una sola semana me cayeron tres propuestas que pueden de algún modo cambiar mi tren de vida. Hay una en particular de la que no puedo dar detalles (tengo un NDA con mi nombre) pero se refiere a trabajo. Me acercaría más a mi ideal de un trabajo, pero me alejaría de planta. Decisiones, decisiones.

Parece mentira, pero cuando tienes la mente girando así, más el trabajo, de pronto escribir un post cuesta mucho más, al menos, en horas. La concentración se vuelve un lujo en épocas de racionamientos. Tampoco se entienda como que es algo del otro mundo, una asidua lectora a este blog lleva así varios meses con cosas más importantes.

La situación en todo caso es que no he podido escribir de modo que yo quede conforme con el texto y por eso no ha habido posts. No he dejado ni pienso dejar el blog, realmente disfruto escribirlo, solo que por algunas semanas más, mientras las cosas se ponen en orden, o al menos se encarrilan, hay una cierta posibilidad de que haya una que otra ausencia y la razón es simple, no quiero subir textos que no me dejen conforme, y de momento hacerme el tiempo para escribir con calma es un poco complejo.

Apenas ayer terminé la campaña de Starcraft II, el Dragonquest IX apenas lleva unas diez horas. Tengo Avatar (la serie de Nickelodeon) completa y apenas llevo la mitad del primer disco, tengo Hijos del Hombre aún sellada, el libro de Moteros Tranquilos, Toros salvajes sigue guardando polvo en el cajón de mi escritorio. Eso les dará una idea de cómo anda mi tiempo libre. Lo que es peor, mi proyecto de regresar a mi antisocialidad (¿antisocialicidad? ¿antisocialismo? ¿antisocialité?) simplemente no ha podido ser. Sigo atendiendo reuniones, salidas, almuerzos, comidas, etc. Esto de tener vida nomás no deja nada bueno.

Por aquí ando, procurando tener el post a tiempo, pero sabiendo que ustedes comprenden que hay cosas de mayor importancia en este momento. Si hay comentarios, siéntanse en libertad de postearlos aquí o en el facebook.

Salux y grax a tox.

No hay comentarios:

Publicar un comentario