domingo, 4 de julio de 2010

Santas formas de vida alienígenas genéricas Batman!

El primer recuerdo concreto que tengo del cine, fue el momento en que se abre la base de Hoth en la mañana en que van a buscar a Luke. Fue en el cine Las Fuentes, que mucha gente confundía con el cine La Raza, que estaba muy cerca de ahí. Era 1980 y yo tenía solo cuatro años. Otro de esos recuerdos firmes, aunque inconexos incluyen la secuencia del respiradero al final (pero no la famosa escena de [Spoilers Alert] “Luke, soy tu padre”), y haber estado en la fila del cine con algunos de mis primos y mi padre.

Al igual que un muy amplio porcentaje de la gente que vivió su niñez entre el 77 y el 84, crecería para ser fan de Star Wars, esperar por años Episodio I, y decepcionarme de Lucas por el resto de mi vida.



Muchos años después, en 1986, había un montón de gente emocionada por el mundial de México. Creo que ese fue el último mundial en el que tuve algún tipo de interés. Pero ese interés se desvaneció el día que mi padre me llevó a ver una película de acción en el barrio chino con efectos especiales dibujados con crayón, pero cuyo título olvidé. En realidad la película no era tan importante, lo que me sumió en un autismo selectivo fueron los cortos de una película durante sus gloriosos dos minutos: Aliens.

Por razones que corresponden a otro post completo -o quizá a una revista de psiquiatría- me es muy difícil recordar rostros. Por eso la gran sorpresa de reconocer a Kyle Reese (Michael Biehn) en los cortos. Mi padre me dijo que seguramente Aliens estaría muy buena, pero que no era probable que me llevara a verla, porque era para adultos -No la aguantarías- dijo. No por eso perdí la esperanza; dos años antes él y mi madre nos habían llevado a mi hermano y a mí al Cine Chaplin, en Peralvillo, a ver Terminator, que también era para adultos (en la versión sin censura donde si se ve el ojo caer al lavabo), y que además, de ahí era de donde “conocía” a Kyle Reese.

De regreso a casa, en el auto, pregunté a mi padre por esa película. Me comentó que cuando salió la primera (“tenías poco de nacido… no, tenía poco de nacido tu hermano”), había colas enormes que llegaban hasta afuera del cine y se hablaba mucho de lo bueno que era, que incluso el la había visto varias veces.

En ese entonces los cines tenían una o quizá dos salas (A y B), las películas tenían un intermedio para que la gente fuera a comprar más palomitas y el concepto de Permanencia Voluntaria no era en ningún modo extraña. Por eso, que la gente hiciera cola hasta afuera del cine, o que la sala se llenara de tal modo que había gente sentada en las escaleras era más una situación de mala administración de asistentes/sillas que de éxito comercial. Aún así, en ese momento, el imaginar a la gente afuera del cine era un claro indicativo de su éxito en mis ojos.

Vino la Feria del Queso en el Auditorio Nacional un domingo de gran lluvia, luego el mundial, y luego el estreno de Aliens. Y por más que hice, mi mamá no me dejaba ir a verla –Es para adultos- me decía. Hoy en día, esas tres palabras indican un altísimo contenido sexual en una película. En ese entonces también implicaba gran violencia y gore. Los estándares decaen, no en una regulación de RTC, sino en los ojos de la gente. Las noticias muestran muy gráficamente asesinatos y ejecuciones, pero el sexo aún tiene sabor a tabú, aunque está en el mismo camino; basta con ver la televisión hoy en día (no es queja, solo observación).

Me contaba mi madre que en los sesentas un tío le tuvo que traer de contrabando un disco desde Francia, porque aquí en ningún lado encontrabas “Yo te amo, yo tampoco” (Je t’aime moi non plus, Gainsbourgh et Birkin, 1969). Pero, como buena censura, lejos de una razón que pudiera pintarse de válida, como el que la canción sea una oda al sexo sin amor ni consecuencia, fue censurada por los gemidos de una mujer quien en el futuro sería referencia de elegancia, buen gusto y exclusividad en bolsas femeninas.

En el mismo tenor de poca atención a lo que RTC tuviera que decir, mi padre, pese a las (no muy apasionadas) protestas de mi madre, me llevó a ver Aliens a la última función, la de las 10pm, “porque a esa hora los inspectores ya no están”, y a los encargados del cine (aún había gente con una lámpara para encontrarte lugar cuando el cine ya estaba medio lleno) no les importaba que hubiera un niño de diez en una película clasificación C.

Y mi percepción del futuro cambió.

La ciencia ficción dejó de ser paneles con luces de colores parpadeantes, robots que no eran más que lavadoras con mangueras elásticas en los lados o simples personas pintadas de plateado, dejó a un lado las naves espaciales llenas de cubiertas llenas de habitaciones llenas de nada (con puertas automáticas), dejó las armas de rayos que sacaban chispas al impacto y enemigos sacados de cualquier pulp.

Cierto. Battlestar Galactica fue la primera serie que en realidad manejó la idea de una nave de combate más parecida a un portaaviones que a una nave espacial y con una trama más humana (aún para los estándares de Glen A. Larson a finales de los 70’s). Pero también es cierto que su diseño de producción estaba más cercano a Star Wars y que si buscas una imagen de un cylon, la tercera imagen es esta:



No. Cameron, después de algo tan aventurado como Terminator (1984) decidió darle la vuelta a la ciencia ficción. De pronto las armas, vehículos y actitudes de los personajes dejaron de ser de personajes de caricaturas o de comics, y comenzar a ser personas como cualquier otra.

En un documental de la primera Alien (Ridley Scott, 1979), se comentaba que su mayor ventaja era que la tripulación del Sulaco era de gente de edad madura en comparación con cualquier otra película del género y que todos ellos eran gente común, que tenían sus propios problemas y conflictos. Eran transportistas comunes, gente con la que cualquiera podía relacionarse emocionalmente, eran la tripulación de un barco carguero, sólo que ocurría que vivían y trabajaban en el futuro.

Cameron continuó ese gran acierto de Scott, y lo llevó al resto del diseño de producción. Es sabido que el APC es un mero tractor de equipaje usado en cualquier aeropuerto. Es sabido que el famoso rifle de pulso es la mezcla de una SPAS-12 y una Thompson con un poco de resina y fibra de vidrio. La SPAS por su confiabilidad en uso de salvas para efectos especiales, la segunda por su familiaridad (La Thompson, Tommy gun, chicago piano, o cualquier otro nombre es famosa por su uso en épocas de Al Capone con su cargador redondo, y en la segunda guerra mundial con su cargador recto).

Es sabido que el modelo que usaron para el Nostromo tiene solo un costado modelado; como solo se usaría un lado y tenían limitaciones de presupuesto y tiempo, solo el lado a cuadro está detallado, el contrario es una cara limpia y lisa.

Lo que es menos conocido es que James Cameron solicitó a su quipo de producción que diseñaran la dropship rindiendo un sutil homenaje a los soldados que pelearon en Vietnam, y por ello la nariz recuerda tanto a un AH-1 Cobra y la cola a un F-4 Phantom II.



Tampoco son tan conocidas las pruebas que hicieron los encargados de las marionetas para darle a la Reina Alien ese movimiento tan característico.

De pronto ser un soldado espacial fue algo muy diferente, lejano a los pilotos de X-wings o de los abuelos de Buzz Lightyear. Era algo cotidiano, el eslabón perdido entre los soldados que peleaban contra el vietcong y los stormtroopers.

Cuando llegamos a la batalla del montacargas contra la reina, quede extasiado. -Mira, es una Caterpillar- me dijo mi padre –es es su logo- Quien quiera que conozca la marca de maquinaria pesada o botas sobrevaluadas (es la misma) ubicará el logo. Admito que no le creí, hasta hace (tremendamente) poco creía que era Fanuc. Me fascinó que algo así fuera un montacargas y no un robot con cañones y cohetes. Muchos años después, al ver a los APUs de Matrix Revolutions, recuerdo haber pensado en voz alta “¡Trágate eso, James Cameron, te lo mereces por Titanic!”. Algunos años después, al ver los AMPs de Avatar sólo pude pensar “Esta bien, James Cameron, te perdono Titanic”.

Seis años después de Aliens, en 1992, decidí llevarme a mi hermano al cine a ver Alien 3. El que una película lo mantenga sentado a lo largo de toda la duración es raro, solo lo han logrado unas cuantas. Matrix Reloaded (casi olvidó respirar en la secuencia de la autopista), Cars (es hijo de mi padre), y Alien 3 (donde gritó como niña cuando el Alien salta del plomo fundido). En esa ocasión fuimos al Cine Metropolitan, es la última vez que recuerdo haber visto una película con intermedio, supongo que también fue el cierre de una época; poco tiempo después dejó de ser el Cine Metropolitan para convertirse en el Teatro Metropolitan.

Ahora, siendo que éste es oficialmente un blog de juegos: Aliens es una de las franquicias con mayor número de títulos. Sus correrías comienzan en el Atari 2600 (Fox Videogames, 1982) y de ahí continúa hasta hace algunos meses con dos juegos publicados por Sega: Aliens vs Predator (Rebellion, 2010) y Aliens: Colonial Marines (Gearbox Software, 2010). Si, los dos este mismo año. El juego basado en la película de James Cameron llegaría casi cuatro años después de la película (Aliens, Konami, 1990), de ahí que fuera bueno, porque una regla no escrita dice que es tan difícil hacer un buen juego basado en una película como es difícil hacer una buena película basada en un comic. Y entre más años entre uno y otro, mejor.

La única anomalía a esta regla es Street Fighter, donde de un excelente juego hicieron una pésima película, PERO, después hicieron un asqueroso juego basado en una pésima película basada en un excelente juego. Ahora que si hicieran un comic basado en el juego basado en la película… igual y le dan la vuelta al espectro y termina por ser muy bueno, pero mejor no arriesgarse.

Podría hacer una serie de comentarios acerca de cómo casi todos los FPSs no basados en la segunda guerra mundial (como el 25%) le deben algo a Aliens. Ya sea las armas, los personajes, el diseño de los enemigos, etc., e incluso como el descendiente de un gran juego de segunda guerra mundial usa, tan pronto como se vuelve moderno, uno de los más característicos gadgets de la película (estoy mirando hacia ti, Modern Warfare 2). Pero afortunadamente David Houghton en Games Radar me ganó el comentario completo. Dense una vuelta, vale la pena.

Esta mañana por circunstancia terminé viendo Aliens. La versión del director (los únicos tres problemas importantes de la versión comercial se despejan claramente; aún no sé porqué la versión del director no es la comercial, solo aumenta unos dos minutos de tiempo). Después de un rato de buscar algo de información extra di con el feature de Games Radar, así que repetirlo estaría de más. Es difícil encontrar una película de ciencia ficción que no se sienta vieja después de cinco años; Aliens lleva casi quince aún me emociona. La de Scott y la de Fincher son igual de buenas, pero es la segunda, la de Cameron, la que me deja con la difícil tarea de decidir que se me antoja jugar más, si Starcraft o Doom 3.

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